Las ìdolas, salen de sus guaridas y azuzan a los devotos
En la bolsa, los devotos escuchan los cantos y perciben las ansias de las ìdolas hacen pogo, jocosos, se instigan unos a otros, y en hordas se concentran cantando
Se corre la piedra oval y la luz entra en la caverna,
los devotos rajan en estampida las ìdolas se derriban sobre los devotos los cazan, los absorben y combinan sus pieles.
El capataz de los devotos se queda en la bolsa: observa la corrida y maneja las riendas de hilos luminosos que se extienden por los caminos hasta los propios cuerpos de los devotos
Los devotos rajan, corren esconden la pistola, el nombre, y la estampita entre las piernas, se echan a viajar a nado procurando no olvidar el mensaje ni enredarse en las cómodas trampas
Las ìdolas se dejan ir, y bañan el camino, los surcos, por los que los devotos huyen, algunos
quedan en el camino aplastados por la devotumbre o atrapados por las ìdolas .
Si uno o màs devotos llegan a entregar su mensaje a tiempo, el huevo rojo puede estar o no pernoctando en el altar carmesí Si acaso el huevo rojo no està los devotos se sienten estafados encienden la mecha del mensaje y explotan, desencantados, para el regocijo de las ìdolas que ríen ante las brasas que ahora son los devotos iracundos
Las ìdolas bailan a la luz de las fogatas donde se consumen los devotos es la hora en que el huevo rojo echa a correr y con su caudalosa figura barre y limpia la pista para nuevos juegos. el huevo rojo expulsa todo: idolas, devotos, brasas de devotos expulsa todo para afuera y todo es absorbido por una tulpa rapiñosa que crece y se alimenta de despojos Los caminos de filamentos de luz, para siempre quedan grabados en la piel los despojos expulsados se eternizan en tulpas, cúmulos energéticos hordas de ìdolas y devotos moridos juntos en el mismo abrazo
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